En la orilla del infierno...
(El Fulminado) -¿Verías si me vieras hoy, en estos ojos
aquel límpido asombro?
Vuelvo a mirar
¿Cómo decirte, Amor, que este pantano amargo
no es sino aquel torrente de pureza
y que este humo acre es aquel fuego?
-Ese es el rastro del rostro fugaz. El Cielo te es prohíbido. Probaste la dicha, caíste ebrio.
Cierra los ojos.
-Estoy ciego.
-Asombrado: Deja flocerecer en ti envuelto en el amor la suave dicha.
-Tengo un vicio en la memoria.
-Poco saber. No más. La memoria es un sueño de signos combinados. Vendiste tu canto por un alma que te ha olvidado.
-Mas está salvada.
-¿No te das cuenta? te tragas tus palabras, esos monstruos que escalan tu garganta. ¿Mas, puedes digerirlas?
-(...) No.
-Hora de abordar tu destino, Orfeo Semiótico. Bebe de aquellas aguas y olvida.
Las ondas del río eran solamente signos, una red de garabatos necios. Afuera, el sol brillaba con su natural incadescencia.
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