sábado, octubre 28, 2006

Arqueología psicológica

Me oculto dentro de una dimensión inconsciente.

viernes, octubre 20, 2006

Partida con Dios

La anécdota siguiente no tiene ningún fin catequista, moral, religioso, social ni político mucho menos; que al que lo lea que le conste.


Ayer tuve una partida con Dios (¿o contra Dios?) Fue una batalla de ajedrez a escala divinitesimal. Yo gané... pero Él perdió. Digamos que quedamos en un empate incomprensible para los demás seres, mas fue un empate que significó una victoria celestial y otro que bien valió la gloria, el triunfo, los laureles de la inmortalidad. La partida quedó equilibrada.

Vaya coincidencia mítica, Dios y el Diablo juntos en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la U de G. Andaban sueltos, demabulando por ahí, vestidos de estudiantes tomándose un café y un boing en la cafetería de Moy, el lugar sagrado donde cohabitan en paz todas las criaturas.

Tuve también una partida con el Diablo ahora lo recuerdo. El mismo día, antes de jugar contra Dios. Debo admitir que el Diablo me chingó, me ofreció el reto mientras leía yo a Gaston Bachelard y cuidaba a Mute. Entonces, empezó la batalla que me dio un jaque mate técnico a la reina y empecé a perder desd ahí un sin fin de piezas importantes. Me quedé con los humildes peones. Pero he de admitir que la partida con el Diablo me ayudó a senar las bases en la partida con Dios.

Dios hizo acto de presencia cuando jugaba con el Diablo. Cuando yo iba perdiendo éste se tuvo que retirar argumentando que tenía clase de las 19 a las 20 horas. y empezó la partida con Dios.

Ambos se burlaron de mí diciendo que no les gustaba jugar con viejitos debido a lo tardado de mis movimientos. Bueno, uno que es un ser terrenal necesita pensar un poco más antes de actuar, ellos, omnipresentes, pues no se la piensan demasiado. La calidad del ser humano proviene de eso simplemente, de envejecer pensando antes de iniciar una jugada, pensando en la manera más exacta´para modelar sus dioses y sus diablos.

En fin, estoy satisfecho, se ha cumplido lo antes dicho. Creo que se han cumplido algunos pactos. ¿Me he librado realmente?