martes, septiembre 14, 2010

Las olas se extrañan

En la ignorancia a medias de un idioma,

Ya que el dominio es imposible,

Las palabras demuestran estar hechas

De la esencia del mundo y la poesía.

J.E.P.

Cuando recorres una gran distancia llegas al punto en el que viene la noche como una ola revolviendo los recuerdos. Una brisa de sal abre de par en par las fosas de mis narices y en un suspiro me trago todo lo que ya ha quedado atrás. Un murmullo quebrado, como la gota de una estela de conchas en el vasto vacío arrastrándose en la arena sopla quereres y deseangas como un vahído largo de lamentos taciturnos buscando la caracola urdida en cada lateral de mi cabeza. Nadie escucha esa extraña bruma de silencio. Sólo una isla, la punta de tierra y la oscuridad de la tierra son las siluetas de este inmenso litoral del mundo. Cuando las olas se extrañan estoy llorando años. Una sonrisa fresca se ilumina en mis ojos cuando pienso en la vida que he llevado, donde me tocó. Aunque tengo la certeza de que cada ojo ha tenido su propia vida. Tan íntimos, se han enamorado a solas de otros ojos. No se cuentan sus gustos, su destino no es decirlo, sino verlo y no hay que respirar para probarlo. Los ojos tienen la gracia de palpar los sueños. Entonces, ¿pueden los ojos soñar por diferente lado cada uno? Una doble articulación onírica bien podría ser la respuesta del porqué de esas transposiciones como cuando fundimos dos negativos para darle forma a una fotografía en ese cuarto oscuro o cámara de revelaciones.

Las olas se extrañan y arden en mi memoria, incesantes, aplastando el vacío como si quisieran salirse de ese inmenso contenido que es el mar. Como si el mismo mar quisiera liberarse de ser agua y andar en la tierra. Así como él, volvemos nosotros al pasado en nuestra memoria. Estamos contenidos en el presente y nuestra misma masa temporal nos arrastra a sí misma. Sólo podemos vislumbrar la clemencia, allá donde nacimos, ahí donde morimos.

miércoles, enero 13, 2010

El azar y la distancia

Repartí las cartas de mi destino en una mesa donde lo oculto no puede comprenderse. Cada quién interpreta su suerte de acuerdo al juego que le toca. De este lado, yo creo, a ti te ha tocado una buena partida mientras que de tu lado tú crees lo mismo de mis cartas ocultas, cuando en realidad tenemos que lanzar engaños para mantener nuestra gloriosa mentira.

Nada hay frente a ti más que mis ojos apartados mirando hacia el poniente, allá donde terminan todas las cosas y se guardan los secretos dentro de un sangrante abismo. Nada hay detrás de las cartas más que tus ojos inmensos penetrando esta máscara. Nos tenemos miedo el uno al otro de lanzar la carta blanca... y mientras aparecen otras causas que le van dando su forma a nuestros sentimientos. No dices nada pero en tu rostro nace la leyenda en la que leerás mi suerte. No digo nada pero me quito la careta y te espanta pensar que detrás de eso no hay nada, una simple expresión boyante y vieja.

Cuando desnudé mi visión esperaba que el sol deshiciera la bruma que opacaba a mis ojos, pero de eso, no obtuve nada. Y de pronto no vi nada, sólo pude aguzar en el silencio, que te marchabas con tu juego... sólo dejaste tus armas.

Me derrotaste al saber que te has rendido.

domingo, enero 10, 2010

jueves, enero 07, 2010

Overtura

ALGUIEN ME DIJO QUE BUSCARA EN UN GRITO. Y ESTOY ATENTO EN REDOBLAR LA MARCHA. QUE SEA QUIEN YO QUIERA PERO QUE NO ME OLVIDE DE MARCAR MIS PASOS. MIRAR CON LOS DOS OJOS MUY FIJAMENTE EL TIEMPO, QUE YA NO PUEDE HACERSE NADA POR LOS MUERTOS MIENTRAS YO ESTE VIVO...