domingo, abril 22, 2007

Requiem por un Playboy

Puedo percibir el olor de echas cuando se les enhiesta el pecho al tomar aire...
Ellas digo, no echas. ¡Jajaja! ¿Te fijas?
Ahora se coló la "ch". La c le dijo a la h: -¡Ven, y seremos un sonido, bitch!
¡Jajajajajaja! Par de tortillas...
Sí, siempre he creido que la c y la h fornican, o mejor dicho ¿"fonican"?



Las vidas se cansan todas de vez en cuando... ¿Cuántas vidas he vivido últimamente? Como que no soy yo, como que quiero ser, como que sigo siendo... De una cosa estoy consciente, el tiempo no me alcanza.

Me divierto triste dejando que el rompecabezas de toda mi existencia se hunda pieza a pieza en el fondo del Diablo. Pobrecito, ya le di tierra también a éste que estaba, digamos, lejos de mis blasfemias.

Hay algo incompleto en mi vida, pero lo acepto porque no creo en el destino.

Aunque hay días en los cuales sólo quiero seguir yendo al trabajo, no pensar en nadie, volverme un poco más domesticado, más superfluo... ¡Ay Chivo tan desbocado! De algo estoy seguro, me voy a liberar de mis excesos.

Hay días en los cuales despierto y digo, es un descanso, mas nada, una llamada, "te espero", y
-enseguida vuelvo.
No queda tiempo de volver a ser feliz sino de ir tras un misterio.

Traigo prendido el olvido en automático...

-¿Qué?
-No te preocupes. Tendrás un hijo mío cuando (yo) cumpla 29 años.

¿A cuántas he devuelto las promesas?
(Mientras tanto las olvido de memoria.)

Voy sobre las olas, voy sobre las olas... La maldición se cumple.

¡Qué viva mi tragedia!