"Hay hoy en ti una lentitud
que se parece al cansancio de los martes"
Baudelio Lara
Acabo de iniciar ayer Ideario Testamento. Un legado a nadie. Una curvatura de mi vida, la última de esta etapa que se hunde: El hombre que dejaré de ser y el que seré algún día cuando tenía veinte años
"Jandro va a morir y un nuevo hombre vislumbrará a través de sus ojos un nuevo día, una nueva creación, una nueva poesía." Ideario Testamento.
Avanzo de nuevo, titubeando, pues mis pasos están cansados. Solo y con amigos pero solo, rumbo al vacío. Y no tengo miedo, es el destino de los Jandros.
Recuerdo un sueño de cuando tenía 17:
-¿A dónde vas?
-¡A morir! -Contesté yo alegremente, pleno, sin temor, mientras el mar se tragaba la tierra, mientras el horizonte moría opaco enbalsamado de tonos dorados terracota.
Besé a dos muchachas cuyos rostros no recuerdo pero estaban felices y no se inmutaron porque besé a una y luego a la otra en frente de ellas. Sabían que no volvería a pisar ese sueño pero parecía que me esperaban de todas formas. Y toda la gente de mi mundo y algunos desconocidos se concentraban a mirar como la arena caía en pedazos a las abismales fauces del mar océano serenamente embravecido como río que pasa.
Y me marché y me paré frente a un nicho en una muro de arena y alguien me dijo algo importante y no recuerdo más...
Lo que no recuerdo es lo que sucederá.
Mataré todo lo que me ata a mí mismo en este momento para aspirar a cosas más altas.
Sólo el amor puede disuadirme.
Aún así, debo morir. Y así vivirá Jandro Legendario.
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