viernes, abril 28, 2006

Profecía (Y un día callarán los dioses...)

Y seremos miles de dioses
hibridénticos,
abrazados
al ave, al pez, al viento
aprendiendo
(nuevamente)
la ternura de sus besos.
SELVA MURIETT
Sí, quizás tengan razón.
Quizás en cada cosa una cosa oculta more,
Mas esa cosa oculta es la misma
que la cosa sin ser oculta.
PESSOA


Miles de pantallas planas blanquiazules (no les digo albicelestes porque luego se me vuelan, azulitos de sololoi) me dictaron el futuro: "Para que mañana sea mejor que ayer". ¿Y HOY (ya) se les olvido? Entonces, discúlpeme señor presidente (con todas las ganas de matarlo, es una broma seria, pero mejor regrésese a su rancho) no pasa nada, si no hay conexión viva, el presente, entre el futuro y el pasado, no sucede nada... "Error: porque lo distante no es lo cercano, y acercarlo es engañarse." Olvídese de toda su campaña y empiece a recoger sus tiliches, y a su vieja, llévesela lejos, lejos, lejos, dónde no perturbe más a la Nación con su insultante presencia. Sea cabal, mas no Peniche. (Te tengo algo guardado, Calderón. Regrésate al abismo del cual te llamaron, pintabardas maniqueísta y quiromante pentatonto; y no me vendas tu campaña, déspota.)

(...)

Y seremos miles... hibrídenticos y celosos, Motrices bestias arquetípicas menos reales que una flor. ¿Qué mora en mí? Soy consciente de que el animal y el hombre coinciden en mi cuerpo, yo, el ladrón de esencias, yo el pulgar destino.

¿Qué ninfa es el futuro?

Un vaivén de lentas sombras aproxímanse silentes:

Ciega tibia nube numinosa,

Profunda gris ternura sin solsticio:

¿Acaso?


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