jueves, mayo 29, 2008

Rev

Desperté de un letargo de treinta años

fui el sueño de alguien

la pesadilla de otro

(...)

ROBERTO VALLARINO

 

Hay una premonición que inventa el alma empeñada en un acuario. El aire se ha fragmentado en minúsculas burbujas cuyo peso vale más que el que se infla en mis ojos. El cielo no es más que una plástica película que distorsiona el universo tejido en sombras e hilos de luz.

El arco del tiempo se revienta transparente en el letargo que habito dentro de esta pecera que almacena mis latidos ahogados en una profunda calma y líquida agonía.

Soy una pesadilla soñada en un trago, un nervio ajeno estallando en la ruleta invisible del sueño de un pez moribundo. ¿Qué voces guarda la energía trazada mientras no despierto?

¿Será que el alma depende de una codificación eléctrica? Millones de partículas traman el hálito escondido en mis entrañas. Repto en un joven haz de luz siguiendo un antiguo camino donde los recuerdos dejaron ya de circular, un camino viejo lleno de escombros y rotas sustancias luminosas.

Arranco un ramillete de axones que le dan fin a una secuencia fresca en un acto. Soy el sueño de un pez y la pesadilla de otro en este sitio rotundo como el continuo vagar dentro de esta jarra que incuba la carne de mi espíritu en conserva. Yo sólo sé que es la agonía.

La materia elemental nunca olvida, siempre queda huella de algo, siempre. Yo soy la huella de muchas cosas y personas, contengo átomos que hablarían sin inmutarse de la creación del universo y sobre todo, del hombre. Soy una pequeña síntesis del mundo, así de simple. Isla, sí, mas no desierta.

Fui el sueño de alguien, la pesadilla de otro:

El mundo arde en mi pretérito y lo apago con mis ojos alados de futuro. ¿Te arden los ojos ahora que no cae la miel balsámica de mi mirada embebida en la tuya? Ahora mis ojos son ámbar y dentro de ellos tengo atrapados fósiles de todos los instantes. Quizás las lágrimas también se enduren con el tiempo, demasiado mar para tu nombre oculto en una gota del tiempo, este corazón de hombre demasiado poblado.

Y cuando desperté, mi alma ya no estaba allí.

1 comentario:

Marietta Dedalus dijo...

"La materia elemental nunca olvida, siempre queda huella de algo, siempre. Yo soy la huella de muchas cosas y personas, contengo átomos que hablarían sin inmutarse de la creación del universo y sobre todo, del hombre. Soy una pequeña síntesis del mundo, así de simple. Isla, sí, más no desierta."

Ah pinche jandrix!!!!!! No manches, no manches!!!! Cómo me vibra la pupila cuando vengo pa'cá, no manches me llevo ese fragmento, me lo llevo.

Al principio me recordaste un texto que tengo por ahí, donde narro cierta metamorfósis de un pez jeje, chale, pero qué buen debraye el suyo.

Oye, y la Vía? jajajajajjajaaja chingado, qué pedo!!!!!