jueves, agosto 09, 2007

Lavandería Servida (En las crónicas malditas de María La Muerte)

Devoras tu tristeza como el pan de cada día.
Un amargo panal bisbisela tu sustento.
De sol rapaz tus brazos relumbran devastados
En la mesa de fuego donde amor se ha consumido.


La traición del doliente tu oreja ha cercenado.
Dos goteras de vino caen
Candentes en el vaso empañado de tiempo
En una rosa derramada de agua y sangre melcocha.

Soy la culpa pagada en abonos de silencio,
Sahumado, facilito, atrapado
En la cofia telaraña que sazona tu aliento.
¡Hay que hervir y sorber amarillas las patrañas!

Dos viudos platos de sombra hay servidos
Sobre el nupcial ataúd de tu vestido negro.
Regresas sin alma, te sientas en el centro,
Me invitas una copa que rechazo sin cuerpo.

Las persianas de carne nuestros huesos ocultan
-¡No te voy a querer sin la grey de tus garras!
A mediados del siglo dejé quizás de amarte
Amurallado en el sueño de tu boca maldita.


Ya no quedan testigos. Nos sacaste los ojos
Vulgar lechuza prieta que condensas la noche.
Volabas de bosques en bosques sin pasado
Metida en la bruma de mi vida sin lecho.


Ahora descansan nuestros húmedos restos:
Mancha gris en el mantel
Que los domingos de laundry jamás han descarnado.

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