lunes, junio 25, 2007

26

El presente es perpetuo

Llueve sobre mi infancia
llueve sobre el jardín de la fiebre
flores de sílex árboles de humo
En una hoja de higera tú navegas
por mi frente

La lluvia no te moja
eres la llama de agua
la gota diáfana de fuego
derramada sobre mis párpados
OCTAVIO PAZ

Más allá del cuarto de siglo despierto y veo sombras, oigo voces, llego tarde al trabajo todo adolorido, me quedo a recoger tareas aún así. Me fumo un cigarrillo edulcorando el humo amargo con un Boing de fresa... Pero nadie me quitará el loco placer de andar bajo la lluvia en la última hora de la noche de San Juan. Érase una tormenta demasiado fría para mis huesos, aun así, seguía platicando con Axel (caguama en mano) sobre los múltiples destinos del universo íntimo. Nuestro destino en ese momento era estar ahí mojándonos en medio de la calle bajo ese chubasco nortesino sin temor a enfermarnos, probando nuestra capacidad humana de resistir los climas más adversos. Güey, ya estás temblando." "Sí. Sigo temblando, preocúpate si ya no tiemblo. Si voy a ir a la pesca mortal de alguna manera este chaparrón no se compara en nada con las turbonadas gélidas del Pacífico Norte. Resistiré sin enfermarme, me acostumbraré al frío, sigamos platicando; luego, a la sombra del agua nos fumamos un último cigarro antes de que los portales se cierren." No sé si entendió lo que le decía, pues yo estaba hablando en serio.

Varias puertas invisibles se abrieron esa noche. Del otro lado del espejo de mis llamas de agua surgieron mis duendiles abismos y danzaron con el mágico enjambre de gotas que caían como alfileres en mi rostro mientras hablaba tiritando bajo la tutela de nadie. Una pulmonia indeleble de existencialismo en el alma bien pudiera derivarse de esa agua profana.

Las puertas del cielo (sin metáfora) se habían abierto esa noche para que mi boca bebiese de su agua nocturna. Ardía mi espíritu en mi hálito, mi voz hablaba de futuro.

Sin embargo otras puertas se cerraron ese día, mas reconocí la tibieza de mi corazón y su resistencia a las adversas situaciones... Pues vale la pena estar con ellos, el signo de mi existencia, de este lenguaje, de estas notas en mi alma, es el significado de sus nombres grabados junto al mío. Si pude existir dirán (y yo diré) que fue debido a su existencia y compañía y podré morir por fin, yo solo.

Apuramos la cerveza, nos sentamos al calor de la luz y después de extinguir sendos cigarros, Axel subió a su coche luego de que amainase la tormenta. Cerrando el ritual, tuve que bañarme de nuevo para evitar que me diese un resfriado veraniego. No he estornudado, mi cuerpo está listo para comerse al mundo como si fuese un libro abierto.

No tuve miedo de la lluvia, era yo solo ante la líquida inmensidad de un cielo apretado en sus aguas derramándose en mi blasfemo y desafiante rostro. Al final, lluvia era simplemente y el cielo derramábase en mis ojos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Continúa la saga...

In-prudencia dijo...

Así es... lluvia era solamente...

¿Y entre otras cosas, cómo hicieron para fumarse esos cigarros bajo al lluvia?

Saludos

jorgealec dijo...

Hola, hace rato sin saludarte, pero me alegra que me sigas leyéndome, como yo a ti....

Pues verás, los cigarros si se pueden fumar bajo la lluvia, siempre y cuando no estés debajo del mero aguacero, sino que te resguardes, como yo y mi amigo, al calor de la luz del techo de la marquesina do cuyo resguardo nos sentamos, mientras veíamos llover y fumábamos nuestros cigarros a la sombra del agua, es decir, a un ladito sin volvernos a mojar ya... Creeme que aún busco la manera de fumarme un cigarrillo mientras disfruto de la poética del cielo, cuando froto mis párpados y éste anda en la tierra buscando su corazón de agua...

Así es amiga... Bueno, nos estamos viendo en el msn o en nuestros blogs.

Un abrazo!

jorgealec dijo...

FE DE ERRATAS, POR EL ÚLTIMO COMENTARIO MÍO: shiale con las prisas... "que me sigas leyéndome"... jaaja! Que me sigas leyendo, quise decir, o la combinación que más te agrade...

Salud!