Juro que no recuerdo ni su nombre,
mas moriré llamándola María, [...]
NICANOR PARRA
Es olvido, dice la semántica y para olvidarlo diré que un trueno abruma el silencio nocturno como un ronquido expandiéndose azul a través de todo el cielo. El suelo anaranjado empieza a llenarse de pequeños hoyos húmedos sombríos. El viento sopla. Aquí adentro, no hay otra cosa más que hacerme la misma pregunta de toda la vida debajo de la luz de la bombilla: "Dime cuáles son para ti las 10 palabras más bellas del castellano y te diré quién eres." Todos a quiénes les he hecho esa pregunta me nombran palabras básicas, casi como el agua, el huevo, el pan, la harina y los alimentos básicos, por ejemplo: madre, amor, felicidad, satisfacción, amistad, etc, etc, etc... Sí, son bellas en su concepto, mas no todas me gustan como suenan, o quizás no las comprenda en todo su valor. ¿Es la semántica pues, o la semiótica? Voy a re-educarme para eso.
Las mías son, también, palabras simples, las que más me gustan: caracol, laberinto, golondrina, aliento, susurro, óleo, andaluza, llaga, colibrí, relámpago. Sólo mencioné 10, me gustaría que fueran más pero respeto las leyes del misterio.
Cuando venga la muerte quizás me enseñe 10 nuevas palabras, quizás serán las últimas que voy a pronunciar, quizás mi lengua se enrede con el aire e inventen coplas infinitas encima del vacío; quizás serán las últimas que pueda yo escuchar. (De nuevo, vuelve a hacerme cosquillas en mi estómago, ¿y quién dice que los hormigueros acaso duermen por las noches?
Hormiga, es otra bella palabra, olvido procurando encontrar nuevas palabras que sepulten sonerosas los ronquidos de la noche. Tener sueños premonitorios no me dice nada. Recordar de vez en cuando no me dice nada. Juro que no recuerdo, mas moriré llamando lo que olvido. Y sé que no estará en ese instante percudido. Irme solo será lo mejor para mi recuerdo, no hace falta ver morir a un hombre, es un cantar tan cotidiano, y lo de siempre aburre para siempre. Que me cuenten otras cosas, quiero escuchar por ejemplo, que el infierno es el olvido, que el paraíso es el olvido, que la muerte al fin me olvida. Que no me recuerde, que no evoque el día de mi (des)gracia... Mejor decir, mi des-nudez. Al fin y al cabo es eso, al morir un individuo desnuda su esencia, el recuerdo que yacía a su lado se mofa de él en los velorios, llora con él, lo elogia, quizás lo insulte, le reproche, y por última vez, le ame con la mirada baja y aguardientosa... Luego, de nuevo, junto con la tierra se hunde para siempre a paletazos de polvo. Que el recuerdo fuera como hormiguero, que el olvido fuese como hormiga, que cargue el peso de los siglos en su lomo y de sus siglas.
Es olvido dice la semántica, y yo juro que no recuerdo ni su nombre, mas moriré llamándola y, tal vez no venga... es el precio de ceniza que he de pagar por atreverme a olvidarla lentamente como se olvidan las cosas de la vida en este hormiguero hemorragia de suplicios. Hemorragia, otra bella mas mortal palabra. se siente como el paso redoblado de un millón de hormigas sobre la pavesa de la vida. Desde ella se desprende uno de todo, erguido fuego hambriento. ¿Es olvido? Me pregunta. Y yo le digo, dime tus 10 palabras. ¿Y luego? Y luego calla.
Juro que no recuerdo ni su nombre mas, moriré llamándola María.
martes, septiembre 18, 2007
Hemorragia (En las crónicas malditas de María la Muerte)
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1 comentario:
Vaya, vaya... Habré de venir más seguido por este blog. Me pareció interesantísima su temática. Hace mucha falta de esto en el mundo.
Podrías visitar el mío, soy de Chile y mi blog es sobre literatura, claro que más "feito" que el tuyo. En su mayoría hay más poemas a los cuales podrías echarle un ojo. Yo haré lo rpopio en tu blog.
Saludos.
www.plandeescape.blogspot.com
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