Acto 1
Dios es una ola, el diluvio emergente del humor de las plegarias de nuestras carnes ahogándose sobre un tablón de náufragos dentro de la tormenta grabada en un pasaje bíblico.
Dios duerme en la ola, se crea en un sueño sepultado bajo el agua donde sabemos su presencia porque le pulsa la llaga del corazón como un capullo de luz en una alberca de larvas nocturnas que cultivan pesadillas en su rostro.
Sueño de Ofelia que no logra emerger bajo esa pesadez azul que rasga y aprisiona su rostro lastimado porque yace aprisionado bajo una pecera que fragmenta las opciones de salir vivo con los ojos estrujados y los labios exprimidos divaga entre diversos mundos en un sueño de agua salobre dentro de la piscina de un sanatorio vacío.
El agua es el portal inmarcesible que lo suspende flotando a la deriva en un desliz onírico patinando sobre una constelación de hielo llena de arcángeles morenos que rodean a la sirena gorda fragmentada en trazos verticales sobre una enciclopedia virgen.
Dios es una ola, los litros de hojas que estallan en el litoral de la nada impresa en el abismo neutro de una burbuja solitaria.
Es una ola, Es una ola, Es una ola...
(Alianza inmersa en la marea de nuestros ojos)
(Arca flotante sobre el diluvio mar que escucho)
...................Solo una ola.......................Solo una Ola
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