Hola.
miércoles, octubre 09, 2024
viernes, abril 13, 2018
Altura y fondo
(¿de quién es?)
De vuelta al Laberinto
miércoles, marzo 11, 2015
lunes, febrero 27, 2012
Trayectoria infinita
Me voy a andar por todo el mundo como si fuese un amante del tercer mundo, con tanta hambre de amar, famélico, con el hambre insatisfecha. El deseo es la pieza perdida que revela el hueco de nuestras carencias.
¿Puedo decir que ella se burlo de mí? No. Simplemente yo me tardé en hacérselo saber. O quizás ni había nigún otro interés en ella y mi presencia sólo la hacía sentirse cómoda.Niña mimada, creyendo que todo puede pertenecerle a ella, que tiene derecho a todo sin importarle la triste nobleza de un hombre que la quiso con toda la ilusión de amarla solo a ella. Pero se vio que también ella es una experta en hacerte añicos el corazón y sonreir sin inmutarse.
O quizás, simplemente, nuestros mundos son distintos. No se puede pelear contra eso, las escalas sociales suelen ser tan crueles, más que ellas. Imponen líneas imaginarias o muros de cristal invisible que nos hieren al querer atravesarles.
Esa línea sin faz se detuvo con mi corazón en añicos para presentármelo. Al menos no está convertido en polvo, todavía puedo componerlo. No quedará igual, eso sí, pero lo echaré a amar en poco tiempo, de nuevo. Lo dejaré creer en ti y juraré cuidarte siempre bajo el calor de mis brazos. Es lo más valioso que tengo para compartir. La soledad nos cobra caro el precio de la humildad. O más bien, la humildad nos cuesta eso, las leyes crueles funcionan a la inversa.
Pero aún creo en ti. Y voy a encontrarte. La paciencia es lo único que me queda. Cuando me veas, podrás detenerte en la serenidad que guardan mis ojos y podrás comprobar el tiempo que ha pasado para que pruebes este amor añejo. Se detendrán las horas y la línea continuará su trayectoria infinita.
miércoles, abril 13, 2011
vuelta de hoja
martes, septiembre 14, 2010
Las olas se extrañan
En la ignorancia a medias de un idioma,
Ya que el dominio es imposible,
Las palabras demuestran estar hechas
De la esencia del mundo y la poesía.
J.E.P.
Cuando recorres una gran distancia llegas al punto en el que viene la noche como una ola revolviendo los recuerdos. Una brisa de sal abre de par en par las fosas de mis narices y en un suspiro me trago todo lo que ya ha quedado atrás. Un murmullo quebrado, como la gota de una estela de conchas en el vasto vacío arrastrándose en la arena sopla quereres y deseangas como un vahído largo de lamentos taciturnos buscando la caracola urdida en cada lateral de mi cabeza. Nadie escucha esa extraña bruma de silencio. Sólo una isla, la punta de tierra y la oscuridad de la tierra son las siluetas de este inmenso litoral del mundo. Cuando las olas se extrañan estoy llorando años. Una sonrisa fresca se ilumina en mis ojos cuando pienso en la vida que he llevado, donde me tocó. Aunque tengo la certeza de que cada ojo ha tenido su propia vida. Tan íntimos, se han enamorado a solas de otros ojos. No se cuentan sus gustos, su destino no es decirlo, sino verlo y no hay que respirar para probarlo. Los ojos tienen la gracia de palpar los sueños. Entonces, ¿pueden los ojos soñar por diferente lado cada uno? Una doble articulación onírica bien podría ser la respuesta del porqué de esas transposiciones como cuando fundimos dos negativos para darle forma a una fotografía en ese cuarto oscuro o cámara de revelaciones.
Las olas se extrañan y arden en mi memoria, incesantes, aplastando el vacío como si quisieran salirse de ese inmenso contenido que es el mar. Como si el mismo mar quisiera liberarse de ser agua y andar en la tierra. Así como él, volvemos nosotros al pasado en nuestra memoria. Estamos contenidos en el presente y nuestra misma masa temporal nos arrastra a sí misma. Sólo podemos vislumbrar la clemencia, allá donde nacimos, ahí donde morimos.
miércoles, enero 13, 2010
El azar y la distancia
Nada hay frente a ti más que mis ojos apartados mirando hacia el poniente, allá donde terminan todas las cosas y se guardan los secretos dentro de un sangrante abismo. Nada hay detrás de las cartas más que tus ojos inmensos penetrando esta máscara. Nos tenemos miedo el uno al otro de lanzar la carta blanca... y mientras aparecen otras causas que le van dando su forma a nuestros sentimientos. No dices nada pero en tu rostro nace la leyenda en la que leerás mi suerte. No digo nada pero me quito la careta y te espanta pensar que detrás de eso no hay nada, una simple expresión boyante y vieja.
Cuando desnudé mi visión esperaba que el sol deshiciera la bruma que opacaba a mis ojos, pero de eso, no obtuve nada. Y de pronto no vi nada, sólo pude aguzar en el silencio, que te marchabas con tu juego... sólo dejaste tus armas.
Me derrotaste al saber que te has rendido.